Viceroy View, Santa Monica
(la versión en español está abajo)
We drove up to the Viceroy in a rented Ford Fusion and immediately scrambled to clean up the inside of our vehicle when we saw the notice: Valet parking only. The backseat was littered with garbage bags, recycling, a gigantic cardboard box with our camping equipment spilling out and bikinis drying in the hot sun. Outfitted in bohemian maxi dresses and floppy hats, my friend Gemma and I gave the valets our names and they placed our luggage on a wheelie carrier; even carefully placing my reusable Vegas tote holding hijacked toiletries from previous hotels delicately on the hook at the top of the cart’s brass curve. A gloved man opened the main hotel doors for us and as we entered the hotel, we smacked into a wave of real-life models exiting.
We drove up to the Viceroy in a rented Ford Fusion and immediately scrambled to clean up the inside of our vehicle when we saw the notice: Valet parking only. The backseat was littered with garbage bags, recycling, a gigantic cardboard box with our camping equipment spilling out and bikinis drying in the hot sun. Outfitted in bohemian maxi dresses and floppy hats, my friend Gemma and I gave the valets our names and they placed our luggage on a wheelie carrier; even carefully placing my reusable Vegas tote holding hijacked toiletries from previous hotels delicately on the hook at the top of the cart’s brass curve. A gloved man opened the main hotel doors for us and as we entered the hotel, we smacked into a wave of real-life models exiting.
The décor was ultra modern, with lime green
and black as the main colors and the various spaces were accented with large white
porcelain dogs placed in the corners. Boy, were we out of our element. We were shown
to our room by a fellow named Craig, and when he left we squealed, not
understanding how a place this swanky could let a bunch of bohemian campers in.
Our room was sleek and sophisticated with a balcony looking over the pool area
and a row of vibrant green palms. The bathroom was bedecked in marble and the
toiletries, well, they would have to stay put as they were in frosted glass
containers.
Venice Beach, California
A two-minute walk from the Viceroy we found Santa
Monica and Venice beaches. While we initially headed towards Santa Monica beach
and the rollercoasters, we stopped for a brief look and awe at the Muscle
beachgoers, turned and made our way toward the gritty richness of Venice
Beach, the closest thing to Barcelona, Spain I had seen on the west coast. Beautiful,
crowded and peppered with some crazy folks, like NYC's East Village, Venice
Beach is a fantastic hangout. Where else can you get Botox and medicinal
marijuana, just steps from eachother? Art works on the boardwalk run the gamut
from junk people are unloading to high-quality pieces; I picked up some
exquisite photos by Tom the Photographer. We stopped
at Candle Cafe and Grill
on the boardwalk for a cold beer and a front-row seat to the spectacular
sunset. At Candle they really look after diners, when it gets chilly, they
supply patrons with red fleece blankets.
Sunset at Venice Beach,
California
In the evening, Santa Monica’s 3rd Street
Promenade hosts diners and drinkers at the various al fresco-style restaurants
and bars. If you fancy mediocre food and enjoy being ignored during your meal, then
stop at Travestere. After dinner in this clean, fountainy, European-esque area, we
popped in the Brittannia Pub.
Every Sunday night Number 9, the local Beatles tribute band, plays from 10pm on,
no cover. We had a festive time with the whole Brittannia bunch.
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(la versión en español)
Al llegar al hotel Viceroy en Santa Monica y ver un cartel que nos avisó que solo había valet parking, rapidamente intentabamos a limpiar el interior de nuestro coche de alquiler. Había basura por todos lados, cosas para reciclar, nuestro equipaje de acampar y unos bikinis secando en la parte detras. Nosotras también no teníamos pinta de chicas chic, teníamos más una pinta de unos hippies. Los chicos del valet recogieron nuestro equipaje e inclusive uno de ellos puso mi bolsa reutilizable de Las Vegas donde puse los champús, cremas para cuerpo y otras cosas que saqué de los hotels dónde quedabamos antés, encima de un carro para llevarlo todo a nuestra habtiación. Un hombre con guantes abrió la puerta principal para nosotras, y al momento de entrar al hotel, nos encontrabamos con un mogollón de modelos saliendo del hotel.
Al llegar al hotel Viceroy en Santa Monica y ver un cartel que nos avisó que solo había valet parking, rapidamente intentabamos a limpiar el interior de nuestro coche de alquiler. Había basura por todos lados, cosas para reciclar, nuestro equipaje de acampar y unos bikinis secando en la parte detras. Nosotras también no teníamos pinta de chicas chic, teníamos más una pinta de unos hippies. Los chicos del valet recogieron nuestro equipaje e inclusive uno de ellos puso mi bolsa reutilizable de Las Vegas donde puse los champús, cremas para cuerpo y otras cosas que saqué de los hotels dónde quedabamos antés, encima de un carro para llevarlo todo a nuestra habtiación. Un hombre con guantes abrió la puerta principal para nosotras, y al momento de entrar al hotel, nos encontrabamos con un mogollón de modelos saliendo del hotel.
El
hotel estaba decorado de un estilo muy moderno, con los colores verde fuerte y
negro y curiosamente había gigantes perros de porcelana en cada rincón. Un
chico que se llama Craig nos enseño nuestra habtiación. Cuando el nos dejó en
la habitación, gritabamos, porque estabamos en choque que un par de hippies
podia entrar en un hotel tan sofisticado como el hotel Viceroy, de verdad,
flipabamos. Y el hotel era tan pijo que los champús, cremas para cuerpo, etc..
del baño no se podia sacarlos porque estaban a dentro de unos botes de vidrio.
la playa Venice, California
A dos
minutos de nuestro hotel había las playas Santa Monica y Venice. Al principio
nos acercó a la playa Santa Monica, pero solo para echar un vistazo a los
cuerpazos de la parte que se llama Muscle beach (playa de los musculosos). Despúes
nos acercó a la playa Venice que, para mi fue la parte más parecida a las
playas de Barcelona, tenía más el espíritu de la ciudad condal, porque tenía un
poco de todo: arte y locura. Pero también es un sitio singular, porque ¿dónde
se puede recibir un tratamiento de Botox y comprar maria a la vez? Hay mucha arte de todo
tipo, desde cosas cutres hasta cosas preciosas. Yo compré un par de fotos
guapísimos de Tom the Photographer. Despúes de
comprar paramos para tomar algo y ver el puesto del sol en el Candle Cafe and Grill. En el
Candle Café, si tienes frío, los camareros te dan mantas rojas, un
detallazo.
puesto del sol en la playa Venice,
California
Por la
tarde todo el mundo va al 3rd Street Promenade de Santa Monica para cenar,
comprar y tomar copas. Es un trozo de calle peatonal dónde hay un montón de
tiendas, restaurantes con terrazas, fuentes y un estilo muy europeo.
Desafortunadamente elejimos mal para cenar, si te apetece comida no muy buena y
que los camareros te ignoran, pues anda a Travestere. Si no, pues, mejor si
elijes otro sitio. Después de cenar nos acercamos al Brittannia Pub donde cada domingo a
partir de las 22 toca la banda de tributo de los Beatles, Number 9. Lo
pasabamos de maravilla con todo el mundo en la Brittannia.
Con unas resacas impresionantes y después de una noche
de locura, fuimos a tomar brunch (una mezcla de desayuno y comida) al Sauce on Hampton el día después. Sauce es un pequeño
restaurante de comida orgánica de los hermanos Saul y Sassan en Santa Monica. Aquí
no sirven gaseosa, en vez de ello, tienen zumos naturales de naranja y granada,
tés y cafés. La comida también es refrescante y muy rico. Hacen fritatas,
bocadillos, fajitas y ensaladas. Recomiendo el burrito de desayuno que está
hecho con huevos orgánicos. Aquí te cobran el servicio (un 15%) y así no tienes
que preocupar de dejar una propina. Y te dan con la cuenta un par de galletas
maravillosas de chocolate con nueces.
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